¡Ser docente es tener la oportunidad de ayudar al mundo! Porque desde hace tiempo somos los responsables de fortalecer la toma de decisiones, orientamos a nuestros aprendices para que sean personas capaces.
Pero el mundo, también, requiere de instructores capaces. Imaginemos que un docente exponga una palabra incorrectamente (por el simple hecho que “no es importante” escribir correctamente). Esa palabra penetra en la vida de cada estudiante. No sienten la necesidad de modificación, porque según la práctica de su maestro: no es esencial perfeccionar la grafía y la dicción.
Todo lo que el alumno absorba y haga parte de su vida de cualquier enseñanza, se convierte en un aprendizaje significativo. Aparte, todo lo que su docente de preescolar, primaria o universitario enseñó durante su formación académica, es lo que ayuda a desenvolverse en su campo laboral, hasta en su entorno personal.
Es de pensar la enseñanza de un instructor como elemento influyente en un estudiante. Y hasta el día de su graduación, cada uno de ellos lleva consigo lo que un maestro colocó en su camino para hoy ser un médico, ingeniero, docente, administrador, entre otros.
Generalmente, no se trata de la carrera profesional que el aprendiz seleccione. Es hacer conciencia desde la postura del docente y preparar como es debido a los estudiantes. Ser docente no es una profesión simple, tenemos en nuestras manos el futuro no solo del país, también del mundo.
Ser instructor es saber que en nuestras manos está el poder de cambiar toda la realidad que vivimos. Y la misma se encuentra llena de ignorancia, pero no del tipo que se abandona para aprender, sino del tipo donde la postura propone ser constante.
¡Enseñamos con pasión, dedicación y permanencia! E insistencia si es posible. Les brindamos a los nuevos aprendices muchas oportunidades con tolerancia y ternura. Porque enseñar es un hermoso acto donde el conocimiento cobra vida en una nueva mente.
Y en este caso en millones de aprendices. Un docente puede transformar la realidad de su pequeño presente y moderar su futuro. Porque la educación fue, es y siempre será lo más importante en la vida.
Porque estudiar es manejar el material de estudio con lectura. Por su lado, aprender es llevar a la práctica lo leído con anterioridad. Son dos procedimientos distintos, pero van de la mano.
En otros términos, lo más importante es reconocer que para aprender lo estudiado, debemos llevar a la práctica lo leído. Estudiar es leer, de pronto absorber la información de forma mecánica. En cambio aprender es asimilar, comprender la información luego de haber ejecutado probando lo que se leyó.
No es el mismo proceso, simplemente aprendemos lo que estudiamos siempre y cuando practiquemos.